Cuantas veces quisiste cambiar de nombre, de identidad y de corazón, pero el alma se negó a abandonar el camino.
Las huellas que marcaste se aferraron a tus piernas y como cicatrices hicieron pesado tu paso.
Emprendiste carrera para volar, pero corriendo te perdiste en el paisaje que creiste jamás ver.
Renunciaste a la vida por negarte el derecho a amar, caminaste el mismo tramo una y otra vez sin hallar razón.
Sabes que perdiste y aun caminas la senda gastada, te niegas y te abandonas.
Pero el corazón cansado se llena de ganas, se eleva hasta el cielo, rompe a dentelladas la cadena que con cuidado construiste, ya libre siente miedo de volar.
Has roto toda atadura; con el tiempo hasta se cree amar los grilletes; pero roto el camino se es forastero en lo que fue hogar.
Ahora vuelas ya no puedes volver atrás, el mismo camino que una vez fue tuyo ahora como extraño te deja marchar.
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